EL NEGOCIO DEL CORONAVIRUS

 

Desde hace ya algo más de un año nos sola la dichosa pandemia del coronavirus o covid 19, SARS COV 2. Desde el primer momento todo ha sido especulación lo que concierne a dicha enfermedad, virus, como cada uno prefiera definir.

Lo cierto es que desde su aparición en China todo ha sido un ir y venir de discrepancias. Que si ha salido de un laboratorio, que si ha sido en un mercado, que si viene de los murciélagos o de los productos congelados llegados a China. Que si ha sido creado en un laboratorio, que si es de origen natural. En definitiva un galimatías que ni la cadena de cromosomas del ADN.

Y lo que no es menos cierto, que una vez la polémica servida, lo suyo es sacarle el mayor rédito posible en todos los sentidos. Comenzando por los especuladores informativos, periodistas, televisiones, canales de información y desinformacion que se contradicen. Pero el caso es vender la noticia, tenga mayor o menor base de veracidad.

De igual manera nos hemos encontrado con las empresas dedicadas a la confección de mascarillas, epis (equipo de protección individual ) y demás indumentaria sanitaria. Han quintuplicado los precios, sin olvidar los típicos piratas que aprovechan cualquier situación para lucrarse, aunque con ello pongan en riesgo la vida de millones de personas. Como también han disparado los precios de guantes quirúrgicos e hidrogeles, sin ningún control por parte de las autoridades a las que competen regular estos desfases a tenor de la situación. Pero lo más inverosímil de esto ha llegado con la ansiada vacuna. Especulación a gran escala entre las diferentes farmacéuticas que han desarrollado algún tipo de remedio, así una mejor que si la otra es mejor todavía. Eficacia al 95% que si la otra del 97. Disparando acciones en bolsa, especulando con los precios, vendiendo al mejor postor. Lo  más irrisorio del todo es con la liberación o no de las patentes de las vacunas. Pero vamos a ver en qué mundo de avariciosos vivimos.

Señores si hay un remedio para una catástrofe mundial. Liberen las dichosas patentes, que todos los laboratorios del mundo tengan acceso a crear vacunas y a su vez se vacuné a todo el mundo ya habrá tiempo de volver a enriquecerse, pero esto resulta inhumano. Tener la solución y especular con ella sabiendo que está costando millones de vidas es un acto criminal y los gobiernos sin excepción son cómplices de este holocausto.