EL TIEMPO

Sufre el tiempo, la inclemencia de la gente. Se desborda con sufrimiento, ante la mentira incauta que trata de usarlo como escudo. Vigila impasible la mirada cegada por la ira, mientras observa sin premura cual será la próxima locura. No guarda antecedentes, ni recicla, ni se vende. Cuando abre ondonada, cierra el cielo y abre las aguas, sale impune de su arrojo, fuego y tierra de despojo. Pasa ilustre o desmedido cuando graban en escritos de su paso en una era que a él, antojo de quién fuera. No ha pasado, ni es estable. No se ha  ido, ni vendrá. Solo escucha el crujido entre sombras y destellos de los lienzos de los hijos que se llaman a si mismos " hijos de la humanidad". Como un castillo de arena en la orilla  de la playa, cuando sube la marea se desgrana volviendo a su morada, existió pero ya no es nada, quizás quede como un recuerdo efímero en quién participó, quizás ni siquiera  eso.

 Así es él, pasajero como el viento, que hace daño y da aliento. Que se filtra a medida  por  las endiduras de la vida, para propiciar lejanía alargando la utopía de que será nuestro algún día. Ayer nací y mañana moriré, cuanto tiempo he dejado perder, de haberlo sabido antes lo hubiera medido con mayor exactitud, o quizás no?. Va y viene sin remordimiento, con prisa sin aliento, con pereza de bostezo. Su sentencia no declara la ignorancia de las masas, ni es fiel a ninguna causa que se trate con palabras.Vuela el tiempo y se ancla, causa dolor y da esperanza. Deja huellas que se borran  por senderos que no acaban. Es preciado argumento del pasado y de futuro, no aprendimos a tenerlo y el presente es solo suyo. No hay imperio  ni nación, ni reinado ni prisión, que no hallan caído a sus pies, ni que se levanten sin el. Solo tiempo que se escapa, que se pierde, que no calla, que se rompe entre guirnaldas, que no pide más que calma.