Tropiezos en el recuerdo.

Galería de recuerdos invasivos que amenazan la hegemonía del presente relajado en la turbulencia de un momento despiadado. Que cabalgan trotando en la memoria como piezas de un puzzle desmontado. 
Libertad, humilde compañera. Que caminas junto a mi dandome sombra en el desierto, cobijo en la tempestad y aliento si desfallezco. Cuántas veces consejera en la partida de la vida?,  te lo debo casi todo, excepto las cadenas que me unen a ti ( esas son de propia cosecha ). 
Pero la incredulidad se hace patente con la acción de los hombres y el legado no es proclive si atendemos a las consecuencias que en el concurren, desestimando tu sabiduría que los hizo crecer día a día.
Más la muerte sigue siendo el capítulo en blanco que a día de hoy nadie ha conseguido plasmar de forma concisa. Un misterio común que nos coloca a todos en la misma casilla, nada que ver con la de nuestro nacimiento, que se escribe en otro renglón. Un viaje irrelevante el que nos conduce de uno al otro punto, en el que el trayecto se plaga de anécdotas que tan solo sirven para contar una historia de diferentes maneras. 
Con recuerdos que se forjan a fuego lento, de manera fulminante o sobre papel de seda. Que nos invitan a crear futuro, a cerrar estancias que se cubren de polvo y a encontrar equilibrio entre distintos apeaderos. Quien no ha viajado a la deriva o sentido la puñalada del destino en alguna de las avenidas recorridas?. 
Solo somos gotas de lluvia en una tormenta de emociones que una vez caídas y muchas veces habiendo formado torrente, acabamos disipándonos en un mar de dudas  que finalmente se evaporan. Tan solo algunas quedan de sedimento en un profundo lecho que acabamos llamando recuerdo.
Viven en la memoria y mueren con el olvido, pero sus secuelas dejan huellas a lo largo del camino.