Nuestra sociedad, está constituida de forma piramidal. Y
como en toda construcción, la cúspide es sustentada por una base. Es una ley física.
Sin pilares y con unos cimientos forjados en la sabiduría y
la historia, nos han enseñado en el transcurrir de los tiempos, que hemos de
aprender de nuestros errores y de los nuestros ancestros y progenitores. Para
crecer como personas y como civilización. Caminamos sin prestar atención a sus lecciones, repitiendo y propagando dichos
errores en mayor intensidad, si cabe. Abocándonos a un cataclísmico estado de destrucción,
del que habrá que resurgir con una esperanza renovada, basada en no volver a
repetirlos. Y tan solo aprendiendo de ellos, comprendiendo sus lecturas,
podremos evitarlo. Creando un nuevo orden mundial. Basado en unos valores que
nos fueron inculcados y han sido superpuestos por otros de arraigo desleal. Como
son la avaricia, la intolerancia y la explotación. A cargo de unos semejantes,
que se han crecido en la mentira y que se apoyan como una estirpe superior,
sobre el resto de sus iguales.
Asentándose superfluamente sobre una base a la que están
haciendo tambalearse, gracias al desequilibrio que están provocando. Asumiendo
todo el poder y la energía potencial de una raza, en la cúspide. Dejando
desprotegida algo tan fundamental, como es la base y las escalas intermedias.
Todo será destruido y de la llanura, resurgirá una nueva
creación, extendiéndose en su amplitud y donde no se erigirán cúspides más
altas que otras, encontrando el equilibrio en el medio y sosegando la culminación
de estados igualitarios. Aboliendo preceptos de poder otorgados a quien ni
sabe, ni debe dar uso de ello. Todos conformados en un computo donde la pieza más
grande, es la más pequeña.
El equilibrio es la base de la sustentación.
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