Parte de mi mundo

Me siento absorto, perdido en un mundo en el que soy el único habitante,
donde nadie me reprocha nada, ni invade mi intimidad, nadie trunca mis sueños,
nadie grita, ni lucha, ni impone, ni reprime, nadie nada..
No hay problemas, ni prisas, ni tiempo, ni obligaciones, ni derechos por los que luchar.
El hambre se sacia con el fruto de la esperanza,
la sed es apaciguada con licor de paz.
Los sueños son esculpidos como rascacielos y con sus cimientos arraigados en la espesura de la libertad.
A veces me siento egoísta, por ser el único que disfruta de ese mundo, me gustaría hacer participe a infinidad de personas.
Pero cuando me detengo a pensar, lo que hacemos con este mundo, un mundo material, al que cada día materializamos más. Me pregunto que podría llegar a pasarle a mi mundo, un mundo en el que no existen las reglas, por que la única regla es disfrutar de él. Sin animo de ningún tipo, tan solo el de vivir en paz y armonía con el medio. Sin buscar respuestas estúpidas a cuestiones de la misma índole, sin  tener que saborear  aprobación o desaprobación de cualquier acción, por cualquier anfitrión.
Un mundo en el que se actúa por instinto, por placer, por inercia y por impulsos. Donde la imaginación es la herramienta básica. Un lugar donde los colores cambian al antojo del momento, donde diluvia en verano apaciguando el asfixiante calor, donde el clamo de la luz llega hasta la más recóndita sombra, donde el viento susurra poemas desconexos que contrastan la realidad. Un mundo casi perfecto, pero que aún estoy fabricando.