English French German Spain Italian Dutch Russian Portuguese Japanese Korean Arabic Chinese Simplified

sábado, 13 de agosto de 2011

Adolescencia


Tiene quince años, pero el ya se ve mayor. Se siente maduro, valiente para afrontar la vida, una vida que desconoce, una vida que se le antoja fácil y divertida. Una vida de la que todavía desconoce los reveses. Quiere libertad horaria, libertad de movimiento, emancipación puntual para disponer de su tiempo y de sus derechos, olvidando que quien tiene derechos, tiene obligaciones.Pero no, las obligaciones son para los demás, el no tiene edad de recibir obligaciones, solo derechos, todos los que se le antojen, todos los que tenga cualquiera de sus amigos.
"Hoy vendré a la hora que se me antoje, sin pensar que mis padres no puedan dormir hasta que llegue, que me han prohibido que llegue más tarde de las cuatro de la mañana. Me siento fuerte, por que sé que no me pueden hacer nada, que cuando quiera entraré en casa, que cuando tenga hambre comeré, que cuando se me antojen unas zapatillas las tendré, solo tengo quince años. Tienen la obligación. La educación que me han proporcionado ya no sirve, ahora me educan mis amigos, me aconsejan que es lo que debo hacer, me dicen que yo ya soy maduro para saber lo que quiero y que tengo derecho, no de manifestarlo sino de imponerlo.
Pero, los amigos no me han dado la vida, ni me han ayudado a llegar a ser como soy, ni tan siquiera me conocen. Pero piensan como yo o yo como ellos, es recíproco. ¿Será igual de recíproco cuando realmente necesite su ayuda, cuando necesite un rincón de seguridad donde la base es la familia y la sinceridad?. ¿Me darán el aliento necesario para afrontar el reto de seguir adelante día a día, me ofrecerán el calor que ofrece una madre, la paciencia que demuestra un padre o el cariño de un hermano?. Tengo la vida entera por delante para averiguarlo".

 Hay que entender que la madurez, llega con el tiempo, con la adquisición de responsabilidades, con la demostración de que estás son adquiridas, respetadas y ejecutadas.
Que no merece la pena correr más que los años, por que estos al final cojen la delantera,. Que hay tiempo para todo en la vida, pero que cada cosa debe hacerse a su tiempo. Si no, lo único que hacemos es perderlo y por desgracía solo nos damos cuenta cuando ya ha pasado, por que en el tiempo no se puede retroceder y todo lo que perdemos es irrecuperable en ese sentido. El daño que causamos no se borra ni las consecuencias de nuestros actos, aunque hallan sido inconscientemente, sin maldad, por cabezonería, sin razón o por la razón más simple. Pero lo cierto es que la adolescencia, es la etapa más difícil para el ser humano. Donde la discrepancia entre el quiero y no me dejan pierde relevancia, donde la rebeldía se hace estandarte homogeneo, donde la cúspide puede llegar a convertirse en un abismo de desorientación entre los medios y el fin. Cuando se altera repentinamente el caudal de un río,  por norma general  este se desborda y puede provocar grandes daños, a veces irreversibles. Con la vida ocurre lo mismo. Así que dejemos que siga su cauce sin alterar su caudal, al final lo agradeceremos.

1 comentario:

  1. por mucho que queramos apurar las cosas es inútil, todo ya está escrito en nuestro camino, un besin de esta amiga admiradora que te da infinitas gracias por regalarnos siempre bellas y sensibles letras.

    ResponderEliminar

Entradas populares