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miércoles, 20 de abril de 2011

El último eslabón


Quiero enviarte un mensaje:

Quisiera verte en silencio,
quisiera sentirte sin lamento
quisiera tenerte al lado,
pero no quisiera si tú no quisieres.

Bienvenidos congregados
a la cena del diablo,
sentaos a nuestra mesa
y degustemos el pecado.
El pecado de ser libres,
el pecado de anunciarlo.
El pecado de estar vivos,
el pecado en un bocado.

Misioneros de una estirpe
que promulgan el legado,
en el cual los instruiste,
en el cual basan sus datos.
Un legado promulgado
a la luz de las tinieblas,
custodiado por las fuerzas
 que alinean nuestro destino.

En el caos está tu gozo,
en la envidia tu alegría.
En la avarícia tu lujuria,
 en la vida tu agonia.

Anfitiriona indiscutible
de cumbres por el desarme,
que congrega a papagayos
de decenas de naciones.
Estandarte camuflado
en palabras desafiantes,
que sin pronunciar tu nombre
a su mesa te han sentado.

Empeñada en resolver
conflictos por interes,
 para apaciguar tu sed
de su sangre has de beber.
Has hurdido un gran plan
para confundirnos más,
xenofobia en espiral,
racismo de calidad.

No eres objetiva,
ni tan siquiera selectiva.
Tan solo ambicionas
para completar tu plan.

El murmullo de las sombras
resquebraja los andenes
repletos de gente
que espera el último tren.
Has donado los billetes
hoy esperas que halla suerte,
que tu mesa se te llene
a la hora de cenar.

He sentido que has tocado
acordes en un piano.
Son reflejos de la ausencia
que en tu historia se encuentra.

Has besado,
en la frente a un soldado,
que con los ojos cerrados
te ha mirado una vez más.
Sus deseos se han perdido,
se han quedado en el camino.
Le has dado un pasaje
para no volver jamás.

Cuantos de ellos te han burlado?
y a tu sombra han esquivado,
por tiempo no definido
que les hizo albergar,
esperanzas entusiastas
para construir castillos en el aire
que al final demoleras.

En tu nombre se han escrito
miles de parrafos malditos,
con que buitres carroñeros
han adornado el cielo.

Paraiso en la batalla
donde se destronan reyes,
paseandote en festejo
apresando entre tus redes
a lacayos mutilados,
a soldados muy valientes.
Tu sonries al peligro
al que todos han temido.

En el culto hacia lo oculto,
brilla la oscuridad.
Entre sombras deslucidas
de las almas sin piedad.

Carismatica escultura
la que crece en la llanura,
entre hierba custodiada
afilando su guadaña.
Describiendo en un rito
el escrito que no grito.
Que su sombra ya se alarga
ausente de las miradas.

Aliada de las guerras,
para obtener recompensa.
Tu dualidad es infinita,
que te importa la semilla?
Tan solo ansias que germine
amparada en tu mirada
en el aire, en el fuego,
en la tierra, en el agua.

Persiguiendo el exterminio
los tiempos te han acaudalado,
cofres negros estriados
donde guardas tus pecados.

Angel negro de lo oscuro,
no das muestras de tu orgullo.
A veces tan sigilosa
que asemejas dulce brisa,
otras tan escandalosa
que nos hablan de tu ira.
Puedes ser tan comedida
como un ave en su alojo,
o insultante y despreciable
sin querer guardar los modos.

Quemas lento y hacia dentro,
simulando bienestar.
Un mejunge que es tan dulce
que nos llega a embriagar.

Acaricias las heridas
que acumulando voy en vida,
esparciendo un estigma
que corroe hasta la tumba.
No es cruel ni malversado
el plan que te has trazado,
es tan solo ley de vida.
todo lo que empieza termina.

Cuantos ojos han llorado,
el tormento en el pasado,
cuantos gritos de los hijos,
de los dioses se han quebrado.

De la mano encaminada
por la vida te paseas,
advirtiendo que sin ella
tu existencia pereciera.
también estas atada con hilo,
que describe tu destino,
si acahece el exterminio
nadie te podrá temer.

Esculpida en las cenizas
con escollos herrumbrosos,
Se alza altiva tu figura
en el templo de lo inospito.
Lanzas tu lazada,
puede que hoy no halla nada,
te lo llevaste todo ayer,
no pensaste en el mañana. 
                                                                      
No me alienta tu figura
y no tengo temor,
la transición es irremediable
afrontarela con valor.
Con valor hacia lo desconicido,
con valor hacia el silencio,
con orgullo hasta las puertas,
sin saber que encontraré dentro.

Nunca estarás solo si sabes encontrarte a ti mismo.
El dictado de una vida, siempre presenta faltas de ortografía.  
 A una vida abatida, le resta muy poco.
La vida es la antesala de la muerte.
La inmortalidad es una quimera para cobardes.
Tenemos toda la vida para morir.             

                                                                                                                                                                          

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